Quien te enseña a querer y a extrañar,
Quien dibuja tus formas a ciegas, como quien se pinta de memoria
a fuerza de mirarse en el espejo.
Quien te piensa a lo lejos y te siente distante?
Quien se dice que añorarte es extraño? Porqué recorrió tus calles,
y sufrió tus miedos, y creo entre la incertidumbre de los sin suerte,
de los que escabullendose de los lugares comunes,
se vieron obligados a preferir el silencio de sus casas.
Y en la mente? En la mente de esos seres que se te escaparon mucho antes de irse,
de esos seres fríos, como tus días más soleados,
de esos seres que a fuerza de vivirte se acostumbraron a rezarte y a quererte.
Quien no puede vivir en ti y sin ti?
Quien soñó con irse y ahora no se encuentra, no se siente?
A fuerza de costumbre nos jodiste la suerte, turistas por el mundo, sin casa, sin presente.
A fuerza y pulso, viajeros frecuentes, de lo más recóndito del mundo una ciudad que muere.
La Atenas añorada, sin dioses, sin historia.
Atenas, o Atenas diosa de la guerra, esclava de la gloria.