martes, 12 de agosto de 2014

Conejos blancos

Muero de ti,
de angustia de tu ausencia prolongada,
de los días que faltan por que vuelvas,
de los tiempos en los que la espera engaña.

Muero de ti,
muero de tristeza,
aguardo en la penumbra tu llegada,
por nombre tatuada tengo tu presencia,
y las horas en las que los conejos jugaban por la casa desolada.

Se han cerrado las puertas, me acorralan,
en este lado del mundo tengo frio.

Y ganas de partir y de perderme,
de perderme a tu lado y en tu auxilio.

martes, 1 de julio de 2014

Tantas estupideces en mi vida

Tengo tantas ganas de que alguien se enamore de mí hasta los cuernos. De que no sea yo la que jale, la que empuje, la que enamore.

Tengo tantas ganas de sentir que alguien muere por verme, y que gracias a que existo es una mejor persona.
Tantas ganas de que alguien cuando ore en las noches le agradezca a su Dios por ese día en que la suerte lo hizo cruzarse conmigo.
Tantas ganas de que alguien se enamore de mis defectos, alguien que no se aburra de mi intensidad. Alguien no se sienta asfixiado por mi forma de quererlo.
Alguien que muera por un café a mi lado, y por la plática en el carro o caminando. Alguien que admire como soy, que se enorgullezca de que soy solo suya y de que quiero ser solo suya.
Alguien que me obligue a atajarlo, estoy mamada de empujar. Alguien que vibre dos tonos más alto y que me impulse a vibrar con él.
Alguien que enriquezca mi intelecto, que me rete. Pero que sepa cuando es hora solo de besarme y de hacerme el amor locamente. Sin tapujos. Sin tabús, sin moralismos estúpidos.
Alguien que no tenga límites, pero que comprenda la moralidad y responsabilidad que debe acarrear cada acto.
Alguien que pueda vivir sin mí, pero que no quiera. Que no me necesite, pero aun así considere que soy una parte importante del andamiaje de su vida, y que aunque sea exitoso por sí mismo considere que yo lo potencio.
Quiero alguien que admirar, alguien por que el cometer tantas estupideces en mi vida halla valido la pena.

martes, 17 de junio de 2014

Otoño

Llegando al ocaso del camino, uno a uno mis grandes conocidos se han marchado. Uno a uno he dejado en la última morada. A esta hora en mi mente habitan vagamente las imágenes que Borges dibujaba, cuando sentenciaba que todos dejábamos de existir cuando se muere el último que nos recuerda. 

En esta hora siento que le faltó argumentar que existe ese último alguien con el que entierran a toda una generación. Y en esa lotería no tenía la esperanza de ganar. 

En este otoño que se ha prolongado más de lo que deseó, fugaces recuerdos se asoman por la memoria que ya no tengo. Toda mi infancia, ha dejado de existir,no existen pruebas. Nadie ha de relatar los años dorados, la decadencia. 


domingo, 2 de marzo de 2014

He sido bendecida

Admiro la tenacidad con que afrontaste el pedacito de mundo que te toco vivir, desde allí eres único, y privilegiado. No es natural pero es humano, pues estamos expuestos al azar. 

Admiro el hombre en el que te estas convirtiendo. Tu dedicación a ese ser que te ha dado mucho más que su vida. Creo que admiraría el maestro en el que te puedes convertir. 

Ha sido un placer y una aventura compartir a tu lado, que me des tu mano, y brindarte de vez en vez la mía. Ver a través de tus ojos, ampliar mi mundo, mis salidas. 

Te admiro por lo que haz sido, por lo que eres y por lo que se te convertirás. Por el ayer, el aquí y el mañana.