martes, 17 de junio de 2014

Otoño

Llegando al ocaso del camino, uno a uno mis grandes conocidos se han marchado. Uno a uno he dejado en la última morada. A esta hora en mi mente habitan vagamente las imágenes que Borges dibujaba, cuando sentenciaba que todos dejábamos de existir cuando se muere el último que nos recuerda. 

En esta hora siento que le faltó argumentar que existe ese último alguien con el que entierran a toda una generación. Y en esa lotería no tenía la esperanza de ganar. 

En este otoño que se ha prolongado más de lo que deseó, fugaces recuerdos se asoman por la memoria que ya no tengo. Toda mi infancia, ha dejado de existir,no existen pruebas. Nadie ha de relatar los años dorados, la decadencia. 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario