jueves, 21 de abril de 2011

Carmen!!

Es fascinante como te dejas absorber por la rutina, como salir de los lugares comunes y de los oficios comunes, es difícil. Como te sumerges en mundos lelos y te pierdes los detalles y colores.

Vivo en una casa hermosa, de techo en punta, con chimenea y patio trasero y delantero. También tenía una casa de muñecas que luego convertimos en un estudio cuando llegaron los tiempos de las responsabilidades, y un parque de madera con culumbios (supongo que así es el nombre, pues es donde se pone el culito) y rodadero que luego se convirtió en el patio de ropas.

También tiene una fuente, donde habitan orquídeas y una que otra babosa. Por la puerta principal nunca se entra, es la puerta auxiliar la que le da la bienvenida a propios y extraños, un pie adentro y estas en la cocina, el pasillo que da la entrada al comedor sufrió algunas modificaciones pues es una construcción antigua y para darle camino a la modernidad algunas entradas tuvieron que ser agrandadas.

Jamás, hasta esta mañana, en que las nubes parecían cortarse con el techo, había fijado mis ojos en ella. Es una casa hermosa, salida del contexto de la avenida y todo lo que queda tras ella. Hace juego con las otras 7 casas gemelas que la rodean. Hace juego con las pocas casas que aún quedan en pie en la ciudad, pues la sobrepoblación y la imposibilidad de crecer a lo largo han obligado a planeación a dejar crecer a lo alto.

y entonces emprendí mi viaje mágico hacia aquellos lugares simbólicos que por la fuerza de su tradición solo les ampara la desolación de sus ruinas, atrapados entre la restauración y el abandono, víctimas de los años y los malos gobiernos, y los niños traviesos y el pis y la lluvia y el moho y las mascotas y el smog, y los camiones, los buses, planeación, los impuestos, la banca rota, las protestas, la indiferencia, la cultura y falta de ella, la pasividad, la muerte, la vejez, la violencia, la intolerancia y lo demás....

Y allí descubrí que es aun más triste la situación y la pobreza de aquellos terrenos que por casualidad están a la espalda de los edificios gubernamentales, son como una línea imaginaria un límite entre el abandono y la miseria. Están tan cerca de los ojos de quienes deberían cambiar las cosas, y tan lejos de que aquello suceda, focos del maltrato, la drogadicción, las armas y la muerte.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario