viernes, 22 de abril de 2011

Si yo tuviera sentimientos, sin duda serían tuyos

                                 "Una vez le abres la puerta a una persona, cualquiera puede entrar"
Siempre es bueno ver a las personas que quieres, siempre es bueno sentir que quieres a algunas personas. Porque a veces te encierras tanto en tu mundo, que pareciera que la única persona que existe eres tú.

En mi cuarto habitamos mis 40 peluches y yo, casi todos ositos, cafés con ojos tristes y mirada profunda, solo dos tienen nombre, nombre que no les puse yo. En eso de los nombres no soy versada, me cuesta, pues me gustaría encontrar un nombre correcto, el adecuado, aquel que describa o trasmita algo, aquel que al menos logre dar una descripción aproximada de algo.

Tal vez por eso a mis pájaros les digo pájaros, eso los describe bien, en cierta forma, porque están encerrados y por consiguiente no vuelan y cuando pienso en pájaros lo relaciono con alas, y las alas (no todas) sirven para volar. Tal vez por eso además de decirles pájaros, les digo bebes, eso si los describe, no dependen de ellos, si algún día olvidase darles comida o agua de seguro morirían, pues dependen enteramente de mi voluntad.

Como los bebes, son frágiles, son débiles, son bulliciosos, se levantan temprano, se acuestan temprano, pero no duermen de largo. Cuando creo que ya saben quién soy, no me reconocen más y se asustan y se espantan. Solo los compro con comida, con pan, y galletas de sal.

Definitivamente el mejor nombre para mis pájaros es bebes. Y para mis peluches, pues oso o rana u oveja. Excepto por el pequeño Camilo y el gran pepe.

Volviendo a lo de dar nombres, es casi como parir, es difícil salir a luz con un nombre, las cosas que tienen nombre son estáticas, están condenas a no transformarse a no evolucionar, una puerta es una puerta, de cristal o de madera, gris, azul, plateada.

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