Sólo quisiera borrarte de la piel esté dolor, y devolverte uno a
uno todos tus días. Abrazarte y prometerte que jamás poder humano arrancara de
tu cara esa sonrisa. Me gustaría devolverte tanta vida.
Pero no puedo, no
puedo. Solo tiendo a hacer mío ese dolor, a cargarlo. Y luego intentar
comprenderlo, analizar cada paso. Seguramente también tenderé a juzgarlo, y me
llenare de rabia, y de impotencia.
Y entonces, no entenderé
de porque la vida es una mierda, y te has vuelto una con la vida. Que paradójico,
porque allí, entonces también te juzgare. Y el monstruo, el monstruo te abra
alcanzado, y la sonrisa no se ira, pero seamos francos, ya no es la hermosa
sonrisa.
Me equivoque, el
monstruo nos abra alcanzado, atormentado, cada quien, en su debida proporción,
sin luchar, sin forcejear, sin ganas de vivir, sin fuerza para morir.
Ya no evito
pensar, o tal vez solo evito pensar. Ahora, detesto al monstruo y te detesto a
ti, y al dolor, y a la vida, y aun no logro comprender. No puedo, no
quiero.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario