viernes, 20 de enero de 2017

Enero


Vamos a hablar claro, me gusta la melancolía. Y todo lo que me trae a ella, como un viaje. 

Los días de nubes bajitas, grises, poco soleados. 

Me gusta el sonido de la lluvia, los rayos, las estrellas. La música para cortarse las venas, de ritmos lentos, de historias con finales sinceros, finales reales. 

Me gusta el olor de la tierra mojada, las huellas en la arena, ver vibrar las cuerdas de mi guitarra vieja. Aun que hace mucho tiempo olvide como tocarla. 

El sol de los venados, la brisa sobre mi cara, estar sola. Las calles de la Candelaria o de Usaquén. las iglesias viejas, esas que están pintadas de blanco, y tienen portones de madera. 

Las miradas profundas, esas que sabes que no te están mirando a ti, que están mucho más allá. 

Me gustaban las arepas de mi abuela paterna, y el arequipe de mi abuela materna. Y todas esas tardes en las que intentaron sin éxito pasarme la receta. 

Me gustan las lágrimas que en este instante caen por mis mejillas, porque aún estoy viva, a veces siento.  


Me gusta esta jodida mañana, viajar en carro (solo si conduce papá). Me gusta la melancolía, y creo que por eso me gusto yo también

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