El extiende su mano, toma su cabeza y la besa. Ella no respira,
solo responde y en cuestión de segundos sus manos también se estiran buscando
su pantalón.
Sus manos ya no están en su cabeza, se han deslizado hasta ese
punto sin retorno, ya no van a parar. Seguirán besos más largos, se dirán
cuánto se quieren follar, correrán a su alcoba, dejando todo sobre el piso.
Al terminar, un lazo más se habrá roto sobre el mundo, o una idea
pre concebida, una alucinación más.
Al terminar, terminara una historia, escribirán otras.

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