Muñecas

Muñecas de la noche, juguetes de la madrugada, amigos de lo ajeno y lo prohibido.
Sos ese pasó equivocado, ese cabo suelto, número perdido.

Productos de lo disfuncional del mundo, del miedo, del dolor, del llanto y lo desconocido.

Ya nunca más viste calma, ni pisaste suelo.
Ya nunca más zarpo tu barco, ya nunca más tuviste un sueño.

Muñeca por horas, placer de segundos.
Hija de la sal, reina del fuego.
Escapar de la vida que dejaste, olvidar tu nación, tu Dios, tu reino.

Vives de lo efímero del tiempo, del morir de otros seres, y su eternidad perdida.
Ese paraíso que buscamos, diamante que en bruto te quedaste.

Vives rasgando las paredes, esperando a tu príncipe azulado.
Entre la basura usualmente la plata no se encuentra, pero podría ser esta noche tu número de suerte.

Jamás nadie te quiso y nadie te quedra, fruta de las frutas prohibidas.