Estoy enamorado de este mole de cemento. De sus calles empedradas, de sus días despejados, sus nubes blancas, sus árboles viejos.
Atascado entre edificios abandonados, perdido entre los cuentos que ideó en mi cabeza y algunas verdades.
Solo, solo y triste. Porque la soledad aunque algunas veces se disfraza de alegría siempre trae consigo la melancolía de quién un día cualquiera se levanta queriéndo escuchar a alguien más.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario