Te extraño un monto. Nos extrañó un monto.
Nuestras cartas en francés, los
aquelarres, el básquet, nuestra vida,
los helados de arequipe y mora,
las esquelas que jamás te entregue,
los regalos que no te di,
las palabras que me
guarde.
Extraño mentir para poder
quedarme más tiempo contigo,
sentarnos en tu cuarto a
escuchar a Maná.
Los masajes en la tina, los
merengues de vodka, tu sonrisa impregnando todo aquello que tocas.
Extraño tus cartas, tus
detalles.
Acompañarte a la conquista y a
la derrota.
Esconderme detrás de la
escalera para solo estar allí y abrazarte,
y olvidar como siempre, olvidar
sin olvidarnos.
Extraño las mariposas que
siempre andaban entre tú y yo,
en tus escritos, en tus
dibujos, en tus adornos, en ti.
Extraño que te confunda, darte
mi mano, sentirte solo aquí, y que el mundo no importe.
Extraño al más real de mis
amores, al más genuino. Tus primeras veces, y todos los cuentos que me
sonrojaban. Jamás conté las mías, y tu morías de celos, porque siempre creíste
y aun crees,
que eso lo hice con alguien
más.
No es eso, soy yo, que siempre
me las di de diferente,
que siempre creí que podía con
el mundo sola.
Y seguramente es así, pero no
quiero sin ti.
Te extraño, aunque te
entiendo.
Igual, igual te extraño.


No hay comentarios.:
Publicar un comentario