Me quiero enamorar.
Perdidamente, sin
restricciones.
Es la forma como me gusta
vivir. En el límite. Pero esta vez, me quiero enamorar de alguien que se
enamore más de mí. De alguien que esté dispuesto a vivir en él filo, aunque nos
dure dos días, o dos meses, o dos vidas.
Me quiero enamorar a lo grande,
sin mediocridades, sin recelos, sin obstáculos. Pero quiero que sea un proceso
consensuado y decidido, al mejor estilo de un contrato. Tengo dos condiciones,
honestidad y que sea sin límites.
Honestidad, porque creo que
cuando no existe se le está quitando la libertad a ese otro ser, y no es justo.
Cada cual debe tener todas las herramientas que le permitan decidir si sigue o
no. Cuando mentimos, u ocultamos u omitimos, estamos coartando esa decisión.
Sin límites, porque la vida se
vive mejor así, al máximo, sin pensar tanto, sin calcular tanto, sin meditar
tanto. Tal vez no es la vida, tal vez soy solo yo. Pero es mi relación, por lo tanto,
tengo la potestad de poner mis condiciones.
Me quiero enamorar bonito,
cursi. Con tanta intensidad que hasta un "hace frio" diga "Te
quiero".
Me quiero enamorar sin sentir
que está mal ser tan yo. Sin sentirme culpable por entregar mi cariño, por
preocuparte, por esforzarme, por redoblarme.
Quiero un amor, que decida
estar conmigo, que pueda estar tan solo como yo pueda estarlo, pero quiera
llenar sus momentos con la mejor versión de él, y mi mejor versión de mí.
Un amor, que sepa muy bien
quien es, y no tema de su pasado, ni del mío. Que no tenga monstruos que quiera
ocultar, pero que sepa que puede y está en todo su derecho de guardarlos solo
para él.
Un amor, que no tema llorar, ni
reír, ni besar. Un amor, que no me tema, que no le tema a entregarse al
amor.
Un amor, sin horarios.
Un amor, espontaneo.
Un amor, inocente.
Un amor, sincero.
Un amor, que entienda porque
decide terminar de amar. Un amor decidido.
Un amor, que me deje entrar,
invadirlo, llenarlo, vivirlo.
Un amor, que no se escando, ni
me esconda. Un amor al que admirar, al que cuidar, al que soltar.
Quiero, que cuando mi amor se
transforme, solo quede en nosotros una hermosa sonrisa, satisfacción de
habernos entregado, respetado y correspondido.
Porque mi amor, no tiene que
durar dos vidas, podrían ser solo dos días. Pero esos días tienen que valer la
pena haberlos vivido y compartido.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario