Es extraño porque vivo de una pequeña maquina en la que creo cosas
de ensueño, y sin embargo me siento desnuda y desprotegido si no tengo conmigo
un lápiz.
No puedo iniciar mi día, mis
labores sin él. Es por ello que tengo cientos, y los escondo por todos lados,
en la mesa de noche, en la maleta, en la cartera, entre la ropa interior, en la
cocina.
Es extraño.
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